En ocasiones nos involucramos tanto en la acción y el hacer que acabamos olvidando cual es el propósito de nuestra actividad. Acabamos confundiendo el ser con el hacer, y el yo real se mezcla con el personaje o rol que interpretamos. La meditación no ayuda a tomar distancia y posicionarnos en la conciencia de nuestro ser original y nuestras cualidades innatas de paz y sabiduría. A partir de esa claridad podemos interpretar el papel que sea necesario, disfrutando del mismo pero sin identificarnos o apegarnos a ese rol.