La semana pasada en el Vinilos para Gatos que dedicábamos al pianista Hilton Ruiz os explicamos detalles sobre su extraña muerte sucedida en la madrugada del viernes 19 de agosto de 2006. Ese día fue encontrado el cuerpo de Ruiz tendido en un charco de sangre sobre la acera de la calle Bourbon, del Barrio Francés de New ORLEANS. El pianista fue llevado en estado de coma al East Jefferson General Hospital, con el cráneo y rostro destrozados donde tardó poco en morir. Se dijo que las heridas eran producto de una caída accidental, pero la magnitud de su estado hacía presumir que fue víctima de un alevoso ataque que nunca fue suficientemente aclarado. Hechos como este no son ni mucho menos un caso aislado en la historia del jazz y esa reflexión nos dio la idea de dedicar un capítulo de Música para Gatos a la crónica negra del jazz. Durante la ya larga historia de nuestra música y desde sus mismos inicios se han sucedido numerosas historias que se enmarcan claramente dentro de lo que conocemos como crónica negra, es decir, hechos delictivos o violentos reales que afectan a personajes importantes de la historia del jazz. Sin ir mas lejos el que muchos historiadores señalan como el creador del jazz, aunque no existe ni un solo registro de su música, el trompetista de Luisiana, Budy Bolden, arrastra una enorme leyenda en este sentido. Al parecer el bueno de Budy sufría graves problemas de alcoholismo, era esquizofrénico, mujeriego, fanfarrón y tenía un carácter muy violento. Bolden era barbero durante el día y al anochecer prestaba servicios como músico en ceremonias en todo tipo de pintorescos eventos, desde entierros hasta conciertos a bordo de los vapores del Río Mississipi. Aquellas actuaciones le hicieron ser conocido como la mejor corneta de toda Nueva Orleans y quien mejor tocaba el blues. Pero la conducta excéntrica de Bolden y sus problemas con la justicia provocaron que fuera detenido y encarcelado: Su adicción al alcohol le generó un agravamiento de su trastorno mental que lo llevó a ser ingresado por su familia en un hospital para enfermos mentales en Jackson en (Luisiana) donde permaneció prácticamente un cuarto de siglo en las pésimas condiciones que imaginamos tenía un centro de esas características a principios del siglo pasado en el sur de los Estados Unidos. La vida de Bolden había sido una crónica negra de principio a fin y no sería la única. Hoy os vamos a acercar unas cuantas historias más que nos hablarán de otros tantos músicos geniales que se han visto envueltos en situaciones turbias, la mayoría de ellas con el peor final posible.