Dia 6 Preparación para la Consagración a María
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Dia 6 Preparación Consagración a María Oración a María Oh María! transforma mi corazón como el tuyo; colócale alrededor una corona de pureza adornada con virtud; toma mi corazón, querida Madre, consagrado como tuyo propio; preséntaselo a Dios Padre como una ofrenda de mí para Ti. Ayúdame, Oh María, en hacer tu Corazón, más conocido cada día. Invocación al Espíritu Santo Ven Espíritu Santo, ilumina mi corazón, para ver las cosas que son de Dios. Ven Espíritu Santo, dentro de mi mente, para conocer las cosas que son de Dios. Ven Espíritu Santo, dentro de mi alma, que yo le pertenezca solamente a Dios. Santifica todo lo que piense, diga y haga, para que todo sea para la gloria de Dios. Amén. ¿Deberíamos entregar todo a María? (Segunda Parte) Bien, ayer, consideramos como al consagrarnos completamente a María, cedemos el derecho de distribuir la gracia de nuestras oraciones y méritos entre los demás. Pero vimos que, al final, todo resulta aún mejor. Hoy nos enfocamos sobre nosotros mismos. ¿No es una locura dar a María todo el valor de nuestras acciones y oraciones y así presentarnos ante Dios con las manos vacías? No, no es una locura. Recuerda que María no se deja ganar en generosidad. Si le damos todos nuestros méritos, ella nos regalará todos los suyos. Y eso es algo grandioso. Una vez leí un relato sobre una santa en la tierra, que tuvo una visión del cielo. En su visión vio a los santos celestiales y sus diferentes grados de gloria. Le asombró que algunos santos hubieran llegado a un nivel de gloria tan alto como para estar adorando a Dios con los Serafines, el coro más alto de los ángeles. En otra ocasión, leí un pasaje del Diario de Santa Faustina en el cual nos narra una visión similar del cielo. Relató que si llegáramos a ver las diferencias entre los grados de gloria en el cielo, sufriríamos voluntariamente cualquier cosa en la tierra, sólo para avanzar un grado más. Después de leer estos testimonios me digo: “No sólo quiero ir al cielo; quiero alcanzar el grado de gloría más alto que pueda”. Hay para nosotros un modo sencillo de hacerlo: damos todo a María. No dependemos de nuestros propios méritos sino de los de ella. San Luis explica: “La Santísima Virgen...que en amor y generosidad no se deja nunca vencer por nadie, al ver que se da uno enteramente a Ella...se da también toda entera y de una manera inefable a quien le hace entrega de todo: le hace anegarse en el abismo de sus gracias, lo adorna con sus méritos, lo apoya con su poder, lo esclarece con su luz, lo rodea con su amor, le comunica sus virtudes, su humildad, su fe, su pureza, etc.... En fin, cuando una persona está consagrada a María, también María se consagra toda a ella.” Ahora, pese a estas palabras consoladoras, puede que uno siga preocupado y diga: “¡Muy bien! Estoy absolutamente de acuerdo con tener un alto grado de gloria en el cielo. Pero lo que me preocupa es el Purgatorio. Tengo miedo de que si ofrezco todos mis méritos, incluso a María, tendré entonces que sufrir en el Purgatorio por mucho tiempo”. San Luis responde así: “Esta objeción, que procede del amor propio y de la ignorancia de la generosidad de Dios y de su Santísima Madre, se destruye por sí misma; un alma ferviente y generosa que toma con más empeño los intereses de Dios que los suyos propios, que da a Dios todo lo que tiene, sin reserva, hasta donde puede, que no aspira más que al reino de Jesucristo por su Santísima Madre, y que por obtenerlo se sacrifica enteramente y en todo, esta alma generosa, repito, ¿será castigada en el otro mun
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Published 02/12/21
Oración al comenzar Por la Señal de la Santa Cruz Oración Expiraste, Jesús; pero la fuente de vida brotó para las almas, y el mar de misericordia se abrió para el mundo entero. ¡Oh, fuente de vida, insondable misericordia divina!, abarca el mundo entero y derrámate sobre nosotros. Luego, se...
Published 02/12/21
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