En la vida del creyente así como en la de cualquiera suceden tanto cosas malas como buenas. En toda situación debemos responder con fe. Dios siempre probará la fe de sus hijos.
Los Tesalonicenses tenían dudas, estaban desanimados porque esperaban la gran reunión con Jesucristo y les parecía que los muertos en Cristo se la perderían.