Hombres armados irrumpen en la habitación de Berta Cáceres y la matan a tiros. Pero dejan atrás algo importante: un invitado, en un dormitorio al final del pasillo.
Mientras todos se preguntan si el CEO hondureño David Castillo irá a juicio, las organizaciones internacionales que buscan justicia para Berta van detrás del gobierno y sus prestamistas extranjeros.
Los fiscales aseguran que un rastro de mensajes de texto vincula a David Castillo con el plan para matar a Berta Cáceres. Pero David tiene una explicación para cada uno de estos mensajes aparentemente incriminatorios. Su libertad podría depender de que la corte le crea.