Description
Después de la sorpresa de que no íbamos a ser papás de uno sino de dos niñas, estuvimos listos para ir a conocerlas. Cuando por fin nos las entregaron, fue una escena estremecedora. Ese día, la felicidad se mezclaba con la preocupación porque ellas estuvieran bien, porque no saber a dónde se las estaban llevando estos señores extraños no les estuviera generando demasiado estrés. Pero el sentimiento de rareza con que me fui a dormir esa primera noche como mamá, se esfumó por completo la mañana siguiente cuando al despertar vi la sonrisa de una de mis hijas.