Gloria Chan Packer nos dice que pensar en nuestros compañeros de trabajo como una familia, puede perjudicar nuestra salud mental y emocional sin que nos demos cuenta. Cuando pensamos que en el trabajo estamos rodeados de familiares, nos baja la guardia de poner nuestros límites apropiados. Cuando pensamos en familia, nuestro cerebro piensa en darles todo el apoyo que necesitan, sacrificando nuestros gustos, nuestro tiempo, nuestras relaciones, ósea, nuestra vida personal. A causa de eso, comenzamos a vivir esta vida desgastante. ¿Te has preguntado porque en la iglesia acostumbramos a llamarnos, hermano Juan, Hermano Isaac, Hermana Gloria, hermana María? Y al pastor ¿cómo le dicen de cariño? nuestro padre o madre espiritual. Precisamente la religión quiere que pienses que estas en una comunidad de confianza, al punto que somos una familia en cristo Jesús. Sea que lo hacen al propósito o no, de recibir tu lealtad de esa manera, practicarlo, no es psicológicamente saludable. Consideremos a los 10 hombres leprosos. 9 de estos hombres regresaron con sus familias o por lo menos a disfrutar una vida normal. Van a poder trabajar, estar con sus hijos, o estar con sus esposas, o buscar por una esposa, las posibilidades se les abrió. Ah, pero Jesús y la iglesia favorece a los que regresan y viven agradecidos. El resto de tu vida, te pintaran esta historia de que no puedes vivir tu vida sin estar agradecido con Jesús. Y allí, es donde tus límites deben desaparecerse. “Si tu realmente fueras cristiano, aquí en el altar deberías estar, porque dios busca al que le adora en espíritu y en verdad”. Ya estuvo, ya te tienen. Te tienen de rodillas, sin reservas, a la voluntad del pastor. Y agradecido carbón porque dios te salvo. Esto es dile no a dios.