Tuvo una carrera gloriosa que lo paseó por todos los escenarios del mundo y lo asoció con los grandes nombres de la música popular: su trágica partida fue llorada por estrellas y fanáticos por igual.
Poco quedaba del máximo ídolo pop de los ochenta: adicto a los sedantes y acusado de pedofilia, el otrora genio indiscutido se había transformado en una caricatura de sí mismo mientras buscaba su redención.
Venerado por sus pares y aclamado por la crítica, Stevie Ray apenas tuvo 35 años para demostrar su talento antes de terminar sus días en una tragedia aérea.